lunes, 21 de febrero de 2011

Reflexiones sobre Maestras del Tribal

Reflexiones sobre Maestras del Tribal

El proyecto del curso de docencia “Maestras del Tribal” me ha llenado como ningún otro. Combinando el amor por este género de danza, la pasión por enseñar, y la preparación pedagógica que tengo, siento que como profesional no podría pedir un trabajo más apto para mi, y como maestra es un lujo enseñar alumnas de tanta dedicación y tanto talento.

Han pasado por mis manos más de 60 personas en este curso, una gran mayoría de la primera ola de tribaleñas en México. De esas 60 solo un poco de la mitad se ha graduado. No es poco el esfuerzo que hacen, y espero que cada una siente que ha aprendido todo lo que quiso y pudo durante su tiempo en el curso.

Lo he dicho mil veces, y nunca lo dejaré de decir, que esta danza es mucho más que un género más en la danza, es un estilo de vida. Es una forma de querer fundirse energéticamente al bailar con la tribu, de priorizar el bien grupal en lugar del bien individual, de buscar soluciones “win-win” cuando hay dificultades, y de no quemar puentes cuando hay roces fuertes. Desarrollo humano. Crecimiento emocional.

En verano u otoño, empezará la séptima generación de Maestras del Tribal, y será la última. A esta le iré con todo—todo lo que he aprendido con las primeras seis generaciones, que cada una ha dejado su tatuaje permanente sobre mi alma.

Es con mucha satisfacción que confieso que he crecido en todos los aspectos gracias a estas generaciones. La primera generación, brevemente la segunda, y la tercera fueron realmente las pioneras, que gracias a su confianza emprendemos este camino juntas, y en mi étapa de “pubertad” con el curso crecimos juntas. Muchas de ellas continúan su trayecto estelar en esta danza, y nada me da más gusto que verlas volar. Nada.

La cuarta, Gen Mex, me puso la prueba de fuego, retó el concepto de la unión de la generación, y me dio muchísimo alimento para crecimiento espiritual. También gracias al talento de esta generación tuvimos un manual (disponible en su versión finalizada cuando quieran eh), y ellas siguen baile que baile.

La quinta generación gozó de un espíritu de hermandad y compañerismo desde sus inicios, y también de la confianza y organización mía gracias a las previas generaciones. Con ellos supe que era necesario hacerlo en mágico San Miguel de Allende, porque el concepto psicológico de salirse uno de su ciudad le abre más al aprendizaje. También con esta generación se graduaron dos hombres, y me perdonarán por no cambiar el nombre del curso ya que por muchos siglos las mujeres hemos venido en segundo lugar hasta en el idioma.

La sexta generación, ahora a un poco más de la mitad de los 9 meses, se está gestando bien bonito. Esa metáfora es especialmente apta ya que una que comenzó la generación dejó de viajar las 10 horas de camino desde Torreón cuando ya casi nacía su bebé, y otra acaba de enterarse que está felizmente embarazada, y piensa graduarse con todo y panzita. Ellas son muy aplicadas y toman muy en serio su preparación, es un placer verlas crecer.

Entonces, ya con el pasar de los años y el crecimiento del estilo en este país, la séptima sé que será muy especial, y se me hace de buena suerte hacer 7 generaciones.

El curso nació porque no había un seguimiento del estilo Tribal en México, aparte de las que estuvieran cerca de Sharon Kerr en Cuernavaca y de mí en San Miguel de Allende. La fusión iba creciendo mucho, sin que tuvieran sus bailarinas las bases en el Tribal como es debido. En la postura, en el arte de marcar y de seguir: es una cosa tener buena técnica. Es otra saber el vocabulario, los pasos. Es aún otra saber marcar y poder pensar y bailar al mismo tiempo, y es aún OTRA comprender la sutileza de fundirte energéticamente al seguir la otra, buscar ser su sombra en todo hasta los deditos, la curva del brazo, esperar con anticipación sus marcaciones y la interpretación de la música.

Es mi anhelo y de mucha importancia que las que practicamos Tribal manifiesten el espíritu Tribal en sus actividades dancísticas, para que el estilo no caiga al ser nada más otro género de danza, endonde hay mucha competencia. El filósofo Kant dijo alguna vez, “No prepares a tus alumnos para vivir en el mundo actual, ten una visión de un mundo mejor en tu clase y prepáralos hacia ésa visión”. La visión que aún tengo consiste en personas danzando juntos, de grupo en grupo, de momento en momento, sin bagaje emocional, encaminándolas hacia la expresión de su más noble ser, su conexión personal con la divinidad, y los hermosos momentos ecstáticos cuando realizamos esa conexión, con nosotras mismas, con las compañeras de danza, y con los testigos presentes. Que así sea.

2 comentarios:

Aridnere dijo...

Wow, me encantó !! muchas gracias por compartir con nosotros esta experiencia, realmente me parece maravillosa esta danza y por supuesto me da mucho gusto conocer una maestra tan buena como tú :)

Javier Muñiz dijo...

Hola, bello íntimo blog, leales entradas,si te gusta la comunión entre palabras, la poesía, te invito al mio,será un placer,es
http://ligerodeequipaje1875.blogspot.com/
buen lunes lunero, gracias, besos con salero..